La filosofía de la naturaleza y las ciencias empíricas según Jacques Maritain

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El tema de la naturaleza de las ciencias del primer grado de abstracción, y en general de las ciencias, en el moderno sentido de la palabra, suscita cada vez más interés. Y no es de extrañar, si consideramos la filosofía como una actividad humana integral en la que el hombre toma conciencia de lo que él es, de lo que hace y del mundo que le rodea. Qué duda cabe de que la ciencia y la técnica constituyen hoy una faceta importantísima de nuestro mundo social, que penetra amplios sectores de la realidad humana. El filósofo no puede menos que incluirla en su reflexión para integrarla dentro del cuadro global de los diferentes tipos de saber y justificar su valor epistemológico. Ante los avances espectaculares de la ciencia, algunos se inquietan, temiendo quizás un mundo impersonal y totalmente automatizado; otros la exaltan como la única forma de conocimiento, desdeñando otros tipos de saber, principalmente el filosófico y el teológico.

Se impone, por lo tanto, una reflexión serena y atenta que otorgue a la ciencia el puesto que le corresponde dentro del cuadro general de los saberes. El esfuerzo de Maritain en este sentido es muy loable. Sentar las bases para un diálogo cada vez más fructuoso entre el mundo de la ciencia y el mundo de la especulación filosófica es una tarea urgente, tanto para los filósofos como para los científicos. Sólo así será posible reconstruir la unidad del conocimiento humano, valorar a la ciencia para hacerla más humana, ponerla por lo tanto al servicio del hombre, y al mismo tiempo evitar el escollo de una filosofía racionalista, sin fundamento en la realidad empírica. De este modo se puede establecer entre ambos tipos de saberes unas relaciones armónicas y equilibradas. [Texto de la editorial]