Escritos escogidos
154 p.
El Estado se puede comparar muy bien con una pirámide, que resulta bonita si tiene la proporción adecuada: abajo descansa sobre una base sólida y disminuye siempre hacia la punta de tal forma que la parte más baja soporta completamente a la más alta. Para ver esto bien claro, vamos a estudiar juntos primero la punta; después, el centro, y, finalmente, la base. nta es especialmente defectuosa si la parte de arriba es demasiado gruesa, o, para explicarlo mejor, si la familia soberana aumenta demasiado, si todos los príncipes se casan y las princesas reclaman una dote, de modo que arriba haya más habitantes que abajo. , por tanto, a ocuparnos de la parte central. Según la proporción piramidal más sólida, al número uno le sigue el número dos, y así el tronco se deforma si arriba se sobrepasa esta proporción y los altos cargos aumentan demasiado en torno al cuello. base no hay que decir nada más que no puede ser ni demasiado numerosa, ni demasiado fuerte, ni poco unida; que donde se carece de todo esto, aquí dond
e aparece una laguna tras otra, una piedra partida, la otra corroída por la acción del tiempo y la tercera robada, necesariamente tiene que derrumbarse toda la pirámide. S MÖSER [Texto de la editorial].
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