El hecho notorio
188 p.
Esta monografía, la primera de una serie que tengo en esbozo, es por su forma, no por sus pretensiones, un libro. Y por su forma, lo más distante de las preceptivas generales a que se ajusta -vaya un ejemplo- el alto y noble Tratado. Hasta por su tono. Alguna vez se me acusó de poner en la expresión demasiado brío; me parece que también peco de insistente y prolijo. Aunque he procurado corregirme, consuélome pensando que esas demasías corresponden a la modestia de mi aspiración consciente. No puedo ni debo tener el gesto del que enseña y no discute. Precisamente, lo que quería decir es que por su forma, por el propósito que lo animó, hasta por sus defectos, el nombre que más le conviene a este trabajo es 'discusión'.o que podría alegar, tal vez, que algunos de sus defectos son de atribuir al género. Aludo -'et j'en passe...'- a la erudición, que derramo con indiscreta abundancia. Un vicio por exageración que desgraciadamente me place demasiado para reprimirlo. La erudición constituye una defensa y un recurso,
especialmente en las discusiones, como las 'buenas compañías', que favorecen y recomiendan. Por lo demás, todo se excusa ante la exactitud de la cita. Y no insinúo, con Beyle, que para ello se requiere 'un talent plus rare que l'on ne pense'.zo Carnelli [Texto de la editorial].
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